La difusión audiovisual del conocimiento y la ciencia ha sido, desde sus inicios, una herramienta fundamental para acercar el saber a la sociedad. A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado formas de transmitir información de manera efectiva, y los medios audiovisuales han demostrado ser uno de los canales más poderosos para lograrlo. Desde las primeras proyecciones de imágenes en movimiento hasta los modernos algoritmos que personalizan el contenido que consumimos, la evolución de la comunicación audiovisual ha transformado no solo cómo aprendemos, sino también cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea.
En las primeras décadas del siglo XX, el cine emergió como una plataforma innovadora para la divulgación del conocimiento. Documentales como Nanook of the North (1922) mostraron el potencial del cine para educar y entretener, aunque en ese entonces el enfoque era más etnográfico que científico. Sin embargo, fue en los años 50 y 60 cuando la televisión se convirtió en un medio masivo de comunicación, y programas educativos comenzaron a aparecer en las pantallas de todo el mundo. Uno de los hitos más importantes fue la serie Cosmos: Un viaje personal (1980), creada por Carl Sagan, que combinó narrativa poética, imágenes impactantes y rigor científico para llevar la astronomía y la cosmología a millones de hogares. Este programa no solo informó, sino que inspiró a una generación entera a interesarse por la ciencia.
